martes, 26 de mayo de 2009

Los saberes de mis estudiantes

Actualmente, por las características de la población donde laboro, podemos decir que el 100% de los alumnos tienen acceso a una computadora, ya sea en la escuela, en su casa o en los establecimientos dedicados a la renta de equipos con acceso a internet.
En el caso de mis estudiantes, cuentan en la escuela con un centro de cómputo con 35 máquinas disponibles para ellos, con servicio de internet, en ciertos horarios establecidos, además del uso que hacen del equipo durante sus clases.
Desde su ingreso al primer semestre toman la asignatura de informática, además de que en el caso de nuestro plantel 11 de Bécal, Campeche, la capacitación que ofrece a sus alumnos es la de informática.
Por las razones expuestas, es lógico afirmar que todos mis alumnos saben usar el procesador de textos, hacen trabajos escolares en la computadora, hacen uso de internet para comunicarse a través de sus correos electrónicos o a través del chat, lo que implica que han creado sus cuentas personales, bajan información de la red, música, fotos y videos.
Así que en realidad lo que hace falta es concientizarlos de la poderosa herramienta que tienen en sus manos, no solo como medio de entretenimiento, sino como una valiosa herramienta para su aprendizaje en las distintas asignaturas. En mi caso personal, reconozco que a mí me hace falta prepararme en el uso correcto y eficiente del internet y las computadoras en general.
En cuanto a mi área de conocimiento se refiere, que es matemáticas, pienso que mi labor se enriquecería si buscara en la red algunos sitios donde los contenidos a estudiar, se presenten de manera atractiva para el estudiante, con tareas que reforzaran su aprendizaje, para que una vez que yo como docente de la asignatura, hubiese verificado que la información y la tareas se apegan a los contenidos programáticos, sugiriera a mis alumnos la búsqueda de estos sitios como un apoyo fuera del aula.
Todo esto debido a que como ya es sabido, en la red hay mucha información disponible, pero debemos enseñar al alumno a reconocer cuando la información es confiable y útil.

Mi confrontación con la docencia

En mis años de estudiante de secundaria, nunca pasó por mi mente convertirme en maestro de cualquier nivel educativo. Aunque mi padre fue maestro y director de una escuela de la localidad donde aun residimos, Bécal, Campeche, una de mis hermanas y yo, de un total de 6 hijos que le sobrevivieron a mis padres, decidimos tomar una opción diferente. Así es que decidí ingresar a la escuela preparatoria, con especialidad en matemáticas, que así es como se manejaba entonces, para posteriormente ingresar a la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Autónoma de Yucatán, de donde egresé en el año de 1990. Trabajé durante 5 años en una compañía inmobiliaria, construyendo fraccionamientos en zonas residenciales en la Cd. de Mérida, Yucatán, hasta que en el año de 1995, por las condiciones económicas que imperaban en el país, la compañía dispuso el cierre de sus actividades, ingresando a las filas de los desempleados, estando ya casado y con una hija pequeña.
Ante la situación que se me presentaba, busqué opciones de empleo en mi área, y al no encontrar algo, recomendado por un amigo de la familia, comencé a impartir asignaturas del área de matemáticas en el módulo de C.B.T.A. 169, ubicado en Bécal, cubriendo la licencia del profesor titular. Durante año y medio desempeñe la docencia en este centro educativo, haciéndolo como podía y basado en mis experiencias como alumno. Posteriormente fui contratado para impartir asignaturas de física y matemáticas en un plantel del Colegio de Bachilleres de Quintana Roo, ubicado en José María Morelos, Quintana Roo, donde permanecí un año y en donde recibí mis primeros cursos de capacitación por parte de la Institución educativa.
En el año de 1998, sustenté un examen de oposición para impartir 20 horas de clase en el Colegio de Bachilleres de Campeche, Plantel “Bécal”, logrando obtener el puntaje más alto, comenzando a laborar en dicho plantel, de nueva creación, en septiembre de 1998. Hoy cuento con una antigüedad de 10 años, a lo largo de los cuales he participado en diversos cursos de capacitación para mi labor docente, por un total de más de 500 horas, además de 4 diplomados cursados.
Después de todos estos años, aunque no fue mi intención inicial permanecer como docente, impulsado por una necesidad y las situaciones que se presentaron, pienso y siento que mi trabajo es muy importante y que para poder llevarlo a cabo, día con día debo prepararme para que sea satisfactorio a los objetivos de la institución para la cual laboró y sea fructífero en los logros de mis estudiantes.
Además como docente de nivel medio superior, debo prepararme también en el aspecto del manejo de jóvenes de esta edad para no limitarme a impartir mis clases, sino también involucrarme en aspectos emocionales que puedan contribuir a una mejor eficiencia en mi trabajo y un desarrollo integral de los estudiantes, ya que ellos tienen mucho que aportar, pero por su edad es necesario tratarlos y conocerlos mejor para que ofrezcan más participación para el logro de los objetivos propuestos.
Mis satisfacciones como docente, han sido más que mis insatisfacciones. Satisfacciones, desde el hecho de que con el producto de mi trabajó honrado sostengo a mi familia hasta el hecho de que los alumnos y exalumnos reconozcan mi desempeño y mi labor como un profesor que realmente les brindó un trabajo responsable acorde con sus expectativas para el futuro. Quizá la insatisfacción haya surgido, cuando la institución no reconoce mis aportaciones o cuando no logré que algún alumno se involucrara lo suficiente como para aprobar con buena calificación mis asignaturas.
Sin embargo a pesar de los obstáculos que haya habido, de cualquier tipo, me siento satisfecho con lo que hago y me siento comprometido a tratar de ser mejor día con día, para que al crecer mis logros, redunden en bien de mis alumnos, de la institución y de la sociedad a la cual servimos.

Internet en el aula